La Coalición de Profesores llegó a tener representación de 72 escuelas, facultades e institutos de investigación, principalmente de la UNAM y del Politécnico, recuerdan Annie Pardo Cemo y Manuel Peimbert Sierra en este texto que honra la participación de los maestros en el movimiento estudiantil de 1968.
Cada institución o dependencia estaba representada por dos delegados, un propietario y un suplente, añaden quienes son hoy dos de los científicos y académicos más reconocidos de México. La mayoría de las reuniones se llevaron a cabo en la antigua Facultad de Ciencias de la UNAM, que se encontraba adjunta a lo que ahora se llama la Torre II de Humanidades, frente a la explanada, entre la Torre de Rectoría y la Facultad de Medicina. “Ahí mismo se llevó a cabo la última reunión de la coalición, la mañana del 2 de octubre”, exponen.
A partir del 2 de octubre se suspendieron las actividades de la Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas, a la que nos honra haber pertenecido, dicen Pardo y Peimbert, “y también nos honra enormemente el haber compartido esas experiencias con profesores de la talla de Heberto Castillo, Elí de Gortari, Fausto Trejo, Luis Villoro, Olga Harmony y Guillermina Peñaloza, entre otros”.
Recordamos, dicen en este texto los laureados académicos y científicos, “el dolor por los muertos de Tlatelolco y el encarcelamiento de colegas y amigos, pero festejamos las enseñanzas y la herencia del movimiento para la construcción de un México más democrático y justo”.
Por Annie y Manuel, memoria compartida
Ciudad de México, 1 de octubre (SinEmbargo).– En los primeros días de agosto de 1968 se formó la Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas. Annie fue nombrada representante de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas y Manuel como representante de la Facultad de Ciencias ante dicha coalición. Fue desde ese organismo que participamos en el movimiento, dando apoyo al Consejo Nacional de Huelga (CNH) y trabajando en la consecución del pliego petitorio de los estudiantes, al mismo tiempo que sentíamos que podíamos ser un paraguas que los protegería en su justa lucha por la solución de problemas que afectaban no solo a ellos sino a toda la población.
Para la organización de la Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior, empezamos nuestro recorrido asistiendo a las asambleas de profesores de facultades como Economía, Ciencias Políticas, Filosofía y Ciencias. Allí junto con Alejandro Cornejo, Montserrat Gispert, y otros más intentábamos convencer en cada una de estas facultades de la necesidad de agruparnos. El primer desplegado que anuncia que nos hemos constituido en la Coalición fue publicado el 8 de agosto y hace mención a la violación de varios artículos de la Constitución y se solidariza con los 6 puntos del pliego petitorio.
La Coalición de Profesores llegó a tener representación de 72 escuelas, facultades e institutos de investigación, principalmente de la UNAM y del Politécnico. Cada institución o dependencia estaba representada por dos delegados, un propietario y un suplente. La mayoría de las reuniones se llevaron a cabo en la antigua Facultad de Ciencias de la UNAM, que se encontraba adjunta a lo que ahora se llama la Torre II de Humanidades, frente a la explanada, entre la Torre de Rectoría y la Facultad de Medicina. Ahí mismo se llevó a cabo la última reunión de la coalición, la mañana del 2 de octubre.
En general, los miembros representantes de la coalición habían sido electos por los colegios de profesores de cada una de las dependencias, y que igual que sus estudiantes creían que estaban al borde de un cambio sustancial en la sociedad.
La Coalición participó en varias acciones con el CNH y el 12 de agosto se propone crear un tribunal popular que enjuicie moralmente a los responsables de la represión. Asimismo, el 20 de agosto se cita a un debate a los diputados y senadores con el movimiento estudiantil y magisterial y se insiste en el diálogo.
El 4 de septiembre elabora una respuesta al Informe Presidencial donde se fundamentan las razones por las que se exige que se derogue el “delito de disolución social” señalando que con un “delito” así en nuestro sistema legal, la razón de Estado prevalece sobre la defensa de los intereses de la sociedad y sobre la vigencia de las garantías individuales.
La coalición consigna al Jefe del Departamento del Distrito Federal, General Alfonso Corona del Rosal; al ministro de Defensa, General Marcelino García Barragán; al ministro de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez, y al Procurador General de la República, Julio Sánchez Vargas, y formula una denuncia de hechos y capítulo de pruebas.
La Coalición de Profesores participó en las tres manifestaciones principales del movimiento estudiantil. En el mitin realizado al final de la marcha del 13 de agosto, que fue encabezado precisamente por la Coalición de Profesores, habló Fausto Trejo en su nombre. La manifestación del 27 de agosto también incluyó un segmento formado por los representantes de la coalición; en ese mitin en el Zócalo, Heberto Castillo habló en nuestro nombre. El contenido del discurso fue representativo de nuestra postura, pues Heberto puso especial énfasis en el primero de los seis puntos del movimiento estudiantil, es decir la libertad de los presos políticos.
Para la manifestación del 13 de septiembre, la “del silencio”, por razones de seguridad se decidió que en lugar de marchar como grupo los representantes de la coalición se integraran a los contingentes de sus respectivas dependencias. Durante esta marcha, un grupo de agentes del gobierno destrozó alrededor de cien autos y se robó otros diez pertenecientes a los manifestantes que participaban en la marcha y que habían dejado sus coches en las inmediaciones del Museo de Antropología, en Chapultepec. Según la opinión más extendida, los destrozos y los robos tenían la intención de asustar a los profesores para que desistieran de participar en las actividades del movimiento. Lo cual en cierto sentido demostraba que nuestra adhesión al movimiento era significativa y ponía en evidencia a los que opinaban que los estudiantes eran un montón de revoltosos manejados por los comunistas y otras fuerzas oscuras.
Volviendo al pliego petitorio de los estudiantes, la primera demanda del movimiento, probablemente la principal, fue pedir la libertad de los presos políticos. Así que la coalición se dedicó a demostrar a la opinión pública que sí existían presos políticos. Para tal fin, buscamos la asesoría del licenciado Carlos Fernández del Real, pues debíamos demostrar jurídicamente que sí existían presos políticos en México, cosa que el gobierno negó todo el tiempo.
Asesorados ya por Fernández del Real, la coalición elaboró dos desplegados donde se demostraba que Valentín Campa y Santos Bárcena Azuara estaban en la cárcel únicamente por razones políticas. El desplegado sobre Valentín Campa apareció el 5 de septiembre y el de Santos Bárcena el 7 de septiembre, los dos en el periódico Excélsior. Nosotros llevamos los desplegados al periódico y allí nos recibió Miguel Ángel Granados Chapa. La coalición estaba trabajando en la elaboración y presentación de desplegados individuales para los demás presos políticos.
El 18 de septiembre ya teníamos el tercer desplegado, y nuevamente nosotros dos lo llevamos al Excélsior. Llegamos al periódico alrededor de las nueve de la noche. Ahí estaba Granados Chapa en la recepción y nos pidió que subiéramos con él a la oficina de Julio Scherer, el director del periódico en ese entonces.
Scherer nos recibió muy amablemente y nos dio la terrible noticia de que en ese momento estaba entrando el Ejército a la Ciudad Universitaria. Nos explicó que lo sentía muchísimo pero que el periódico no podía publicar nuestro desplegado y que el periódico mismo estaba en gran peligro.
Después de estos acontecimientos hubo una persecución selectiva por parte del gobierno, dirigida en contra de las personas más representativas de la Coalición de Profesores o cercanas a ella. El 19 de septiembre la policía detuvo a Heberto Castillo y a César Nicolás Medina Flores; ese mismo día fue balaceado Fausto Trejo a quien capturaron finalmente el 16 de enero de 1969.
A principios de septiembre, un grupo de personalidades tuvo la idea de pedir a las autoridades que, sin entrar a definir la calidad de los ciudadanos sujetos a proceso o sentenciados y cuya libertad reclamaban los estudiantes y maestros apoyados por gran parte del pueblo, se decretase la amnistía a favor de ellos. Se reunieron más de 150 firmas de intelectuales de todas las áreas, todas personas muy relevantes por su contribución a la cultura mexicana que consideraban que la liberación de los presos sería un paso fundamental para resolver el conflicto.
El desplegado estaba dirigido al Presidente y al Congreso de la Unión, y salió publicado en el Excélsior del 19 de septiembre, precisamente un día después de la entrada del Ejército a Ciudad Universitaria. El responsable de convocar a la firma fue Ignacio González Guzmán.
Algunos de los firmantes de esta petición, además del el propio Ignacio González Guzmán, fueron Ignacio García Téllez, Juan Rulfo, Juan José Arreola, Donato Alarcón Segovia, Luis Sandi, Carlos Jiménez Mabarak, José Luis Mateos, Alfonso Millán, Sol Arguedas, Víctor Flores Olea, Enrique González Pedrero, Pablo González Casanova, Guillermo Torres, Blas Galindo, Ismael Cosío Villegas, Leopoldo Zea, Emilio Rosenbluth, Rosario Castellanos, Santiago Genovés, Eulalia Guzmán, Ricardo Garibay, Ofelia Guilmain, Ruy Pérez Tamayo, Julio Bracho, Fanny Ravel, Guillermina Bravo, Carlos Casas Campillo, Anita Hoffman, Edmundo Valadez, Guillermo Soberón, Santiago Ramírez, Alfredo Barrera, Fernando Salmerón, Luis Villoro, Enrique González Casanova, Leopoldo García Colín, Eduardo Mata, Antonio Alatorre, María Teresa Rodríguez, Carlos Monsiváis, Josefina Lavalle, Guillermina Peñaloza, José Solé, Héctor Mendoza, y Alejandro Galindo.
El 23 de septiembre, Javier Barros Sierra presentó su renuncia ante la Junta de Gobierno de la UNAM, pero debido al apoyo generalizado de la comunidad universitaria –incluidos alumnos, maestros y administrativos–, el 25 de septiembre la Junta de Gobierno le pidió que la retirara; el 26 de septiembre el Rector decidió retirar su renuncia.
El último desplegado que publicó la Coalición de Profesores apareció el 25 de septiembre, en apoyo al Rector de la UNAM y en defensa de la universidad. El Ejército salió de la Ciudad Universitaria el 30 de septiembre. El 2 de octubre en la mañana, la Coalición de Profesores se reunió en la Facultad de Ciencias y decidió participar con un orador en el mitin que tendría lugar en la plaza de Tlatelolco y en la marcha que se realizaría de ahí al Casco de Santo Tomás. La coalición nombró una comisión formada por Raúl Benítez Centeno, Ernesto Olvera y yo para escribir el mensaje que se leería en el mitin. Acordamos que Ernesto Olvera, representante de la Preparatoria número 6 de la UNAM, lo leyera. Varios miembros de la coalición asistimos a la Plaza de las Tres Culturas el 2 de octubre.
El primer orador anunció que debido a la presencia del Ejército alrededor de la plaza se cancelaba la marcha al Casco de Santo Tomás. Antes de que a Olvera le tocara el turno de hablar se inició la balacera; más tarde fue aprehendido en el tercer piso del edificio Chihuahua y luego llevado al Campo Militar Número Uno, donde estuvo preso durante tres meses.
Después de los acontecimientos del 2 de octubre, como describe Raúl Álvarez en su libro La Estela de Tlaltelolco, “después de la masacre, la represión, y el encarcelamiento de la mayoría de los líderes del Consejo Nacional de Huelga el problema de desinformación era terrible. En esa época y sobre todo en esos momentos todos los medios desinformaban”.
En esos días José Barberán, Carmen Soler, Fernanda Campa, Annie Pardo y un par de compañeros del Poli nos dimos a la tarea de reconstruir los hechos, a través de un escrito cuyo objetivo era informar y organizar y claro en esa época no había computadoras, impresoras, etcétera.
Con dificultad se echó a andar un offset y se trató de reconstruir la historia, escribirla a máquina, y consensar el documento con compañeros que habían quedado fuera de la cárcel.En estas condiciones en que era difícil conseguir papel editamos un folleto de 10 páginas titulado “Tlaltelolco 2 de octubre” y sacamos alrededor de 20 mil ejemplares que se repartieron el lunes 28 de octubre exactamente un día después de que habían terminado las olimpiadas. Ese folleto ilustrado recopila los acontecimientos centrales que preceden y concluyen con el 2 de octubre.
No hay que dejar de lado las acciones que realizaron estudiantes y profesores inmediatamente después del regreso a clases y en los años siguientes.
La primera tarea que asumieron los comités de lucha fue la de cuidar la integridad física de los presos políticos. Durante los años siguientes se formaron comisiones que acudían a Lecumberri, y se organizaron espontáneamente grupos que llevaban alimentos a los presos políticos. En la UNAM se organizaron comisiones que daban clases a los compañeros presos para que pudieran concluir con sus estudios.
El movimiento estudiantil del 68 fue un momento de inflexión en la historia del siglo XX, y como antes dije no sólo en México sino en muchas otras partes del mundo, principalmente en Francia, Alemania y Estados Unidos. También hay que reconocer que fue preámbulo de otros movimientos democráticos que se dieron en la segunda mitad del siglo pasado y que culminaron con transformaciones sociales encaminadas a poner fin al autoritarismo en todos los ámbitos, como son el feminismo y el ecologismo.
A partir del 2 de octubre se suspendieron las actividades de la Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas, a la que nos honra haber pertenecido, y también nos honra enormemente el haber compartido esas experiencias con profesores de la talla de Heberto Castillo, Elí de Gortari, Fausto Trejo, Luis Villoro, Olga Harmony y Guillermina Peñaloza, entre otros.
Recordamos el dolor por los muertos de Tlatelolco y el encarcelamiento de colegas y amigos, pero festejamos las enseñanzas y la herencia del movimiento para la construcción de un México más democrático y justo.
LA DOCTORA PARDO REMEMORA
Después de terminar la licenciatura en Biología en la Facultad de Ciencias de la UNAM, a mediados de los sesentas gané una plaza de Profesor de Tiempo Completo en la Escuela Vocacional No.7 del IPN. Esta escuela de nueva creación era un proyecto piloto muy avanzado del Politécnico en cuyo diseño e implementación intervinieron mentes y voluntades perspicaces y muy preparadas como Juan Manuel Gutiérrez Vázquez, Alfredo Barrera Marín y María de la Luz Suárez Soto. Su objetivo era formar estudiantes con una buena preparación científica, conocimientos en arte y cultura y un espíritu crítico.
Esta emblemática escuela estaba localizada en Tlatelolco y durante el movimiento del 68 sus estudiantes y maestros formaron brigadas e hicieron un trabajo intenso de información con los vecinos de la Unidad Nonoalco-Tlatelolco la cual fue base de apoyo social para los estudiantes en huelga. De ahí, que los últimos mítines del movimiento se realizaran en Tlaltelolco.
En esta vocacional conocí a Gutiérrez Vázquez, a Fausto Trejo y a muchos otros profesores que participaron en el movimiento.
En 1968 yo ya había migrado a la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas donde cursaba el Doctorado en Bioquímica y combinaba mis estudios de posgrado con actividades como profesora de Biología en la misma Escuela.
Ahí, participé en la creación y organización de la Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior en compañía de muchos otros antiguos compañeros de la época de estudiantes en la Facultad de Ciencias y que en el 68 nos encontrábamos en ámbitos diferentes, entre otros Manuel Peimbert en la UNAM y Eugenio Filloy en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Poli.
En la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN fui elegida representante de los profesores de Ciencias Biológicas a dicha coalición.
Es importante comentar que Raúl Álvarez, uno de los líderes centrales del Consejo Nacional de Huelga, estudió inicialmente Matemáticas en la Facultad de Ciencias antes de completar sus estudios en Físico Matemáticas en el Poli. Ahí lo conocimos y compartimos con varios compañeros de Ciencias el apoyo al movimiento ferrocarrilero con líderes como Campa y Vallejo, al movimiento revolucionario del magisterio dirigido por Othón Salazar, o el apoyo a la revolución Cubana entre otros. Toda esta experiencia nos permitió relacionarnos y organizarnos en apoyo al movimiento estudiantil del 68 y trabajar fundamentalmente en la creación de la Coalición de Profesores de Enseñanza media y superior que apoyó íntegramente el pliego petitorio del Consejo Nacional de Huelga y dio sustento magisterial al movimiento.
Poco se habla y se conoce sobre la participación activa y generalizada de los profesores en el movimiento.
Por ejemplo, en los primeros días, la Asociación de Profesores de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Poli dirige un telegrama abierto al presidente de la república protestando por la violenta represión y solicitando un diálogo entre autoridades y partes afectadas (31 de julio en el periódico El Día). El 1 de agosto profesores de la entonces Escuela de Economía de la UNAM protestan por el allanamiento de recintos universitarios y aprehensión de profesores y alumnos. Se manifiestan también por su lado profesores del Colegio de México, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la Escuela Nacional de Agricultura, de la Escuela de Ciencias de la Universidad Veracruzana, del IPN y de la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM.
Un evento importante en la organización de Profesores fue el desplegado que publica el Coloquio de Matemáticas en Oaxtepec que apoya el movimiento de estudiantes y además cita a una Asamblea en Ciencias Biológicas que culmina con un desplegado firmado por más de cien profesores que incluía entre otros al Director de Ciencias Biológicas Juan Manuel Gutiérrez Vázquez. En esos momentos ya estaban en huelga todas las escuelas del Politécnico.
Inspirados por la marcha del primero de agosto de 1968, convocada por el Rector Javier Barros Sierra en protesta por el bazucazo del ejército y la policía en la puerta de la Preparatoria número 1, se convoca para el 5 de agosto a una Manifestación Poli-UNAM. Es importante enfatizar en esto, ya que existía una rivalidad de años en los cuales para lo único que se juntaban los del Poli y la UNAM era para ver los juegos de fútbol americano pero como duros enemigos. Y por primera vez los estudiantes del Politécnico y la UNAM se unificaron por una causa común y los profesores e intelectuales tomaron posición al lado de los estudiantes.
Esta manifestación del 5 de agosto, supuestamente la encabezaría Guillermo Massieu director del IPN e iría de Zacatenco rumbo a la Vocacional 7 y culminaría en Ciencias Biológicas. Sin embargo, el director del Poli no asistió y mientras la figura del rector Barros Sierra crecía entre las bases estudiantiles del Politécnico y de la UNAM, la del director Guillermo Massieu se empequeñeció porque ese día quedó claro que no se contaría con él por su insensibilidad y sometimiento.
Es más, después del 2 de octubre varios maestros del Poli fueron despedidos, yo entre ellos: fui suspendida en salario y funciones por “órdenes superiores” como indica el historial de mis nombramientos.
EL DOCTOR PEIMBERT REMEMORA
Como miles de universitarios y politécnicos participé en la marcha del primero de agosto de 1968 convocada por el Rector Barros Sierra en protesta por el bazucazo del Ejército y la policía en la puerta de la Preparatoria número 1.
Acababa de regresar a México a principios de junio de 1968 e inmediatamente me incorporé al Instituto de Astronomía de la UNAM, después de una estancia de cinco años en la Universidad de California en Berkeley. En California, y en general en Estados Unidos el momento climático que fue el 68 se había estado gestando desde hacía algún tiempo. Probablemente había comenzado en el 61, con la invasión de la Bahía de Cochinos, luego el asesinato del presidente John F. Kennedy en 1963, el asesinato del Che Guevara en el 67 y los asesinatos de Robert Kennedy y Martin Luther King ya en el 68. Eran los años de un aumento sin precedentes de la población universitaria. Y siempre teniendo como fondo la Guerra Fría y la guerra de Vietnam, que había comenzado en 1955 y que generó protestas en contra del Gobierno estadounidense en todo el mundo, especialmente en el propio Estados Unidos. Además del movimiento en contra de la guerra también fue un momento de gran efervescencia del movimiento en pro de los derechos civiles en ese país, el movimiento campesino dirigido por César Chávez y Dolores Huerta, y la creación del Partido de la Pantera Negra. Después vino el Mayo del 68 en París y la Primavera de Praga que habría de terminar en agosto con la invasión soviética.
–Annie Pardo Cemo. Profesora la Facultad de Ciencias Emérita de la UNAM. Investigadora emérita del SNI en el área biomédica. Fue coordinadora del Consejo Académico del área de Ciencias biológicas y de la Salud y Coordinadora del Posgrado de la UNAM.
–Manuel Peimbert Sierra: Investigador del Instituto de Astronomía y profesor de la Facultad de Ciencias de la UNAM desde 1968, investigador emérito y doctor Honoris Causa de la UNAM, miembro de El Colegio Nacional y de la American Philosophical Society.